Mi lujuriosa esposa

En el noviazgo ya apuntaba formas y claro no era su momneto inicial.
Ya venia trabajada y repasada .
En su propio hogar había tenido encuentros con un primo un poco más mayor a la edad de 11 años y ello la estimuló y su pubertad se adelantó y se hizo muy conocida en el barrio y en la escuela.
Sus labios carnosos, su desenfado y sus curvas la marcaron para ser carne de cañón.
Y así fue, hasta los quince tuvo varios encuentros que la dejaron marcada.
La encontré con diecisiete y su fama sin yo saberlo había crecido.
Pero me fijé en ella y ella en mi .
No vivíamos cerca y la veía alegre y suelta.
Por la calle la miraban y con deseo .
Un día deseé saber algo más de ella y desgranó si no todo mucho de lo que ella había vivido.
Pero estaba enamorado y aunque no era el primero y su cuerpo mancillado me enamoré hasta las cachas.
Un día de primavera en el parque ví alboroto y me acerqué.
Estaba ella con varios jóvenes y la manoseaban . Y ví con mis ojos que era un asalto sexual y ella accedió carnalmente con cada uno de ellos.
Me volví a casa y no quise saber nada más .
Me llamó al día siguiente para salir y me mostré esquivo .
Hice de tripas corazón y acudí.
Le pregunté por lo sucedido y casi quería negarlo . Al final reconoció que eran de su barrio, la habían reconocido y se entregó al placer.
Hoy con diez años más cada uno va por su lado, me he repuesto de ella y todavía la echo en falta.
Con estos antecedentes para mi era difícil mantener una relación aunque ella que también lo hacía conmigo estaba dispuesta a emprender algo juntos.
Mi disposición sexual era plena y mi cuerpo me llevó a intentarlo de nuevo.
Me habló entonces de todo todo su pasado y me quedé perplejo.
Había tenido múltiples relaciones sexuales hasta con desconocidos.
Y conforme lo contaba lo cierto es que mi miembro crecía y la tocaba.
Acabamos haciéndolo .
Por la noche en mi cama soñaba con ella, con lo nuestro y con lo acaecido anteriormente.
Estaba excitadísimo y me pajeaba continuamente.
No podía más, necesitaba calmar mis ansias de sexo y optamos por convivir.
Y fue el infierno.
A mis oídos llegaban noticias de todo tipo sobre ella .
Pensé en prostituírla pero no tuve valor.
A cambio ella me pidió paciencia y me regalaba sexo .
Poco a poco iba aprendiendo mi oficio de cornudo y le estaba cogiendo gusto.
Así hasta que un buen día mi jefe me nombró a ella y sentí algo insospechado .
Mi cuerpo deseaba presentarle a aquel hombre y a cambio extorsionarlo para beneficio propio.
En resumen, ella fue su amante durante varios años y vivimos así a cambio de un buen sueldo y todos los caprichos que le daba aquel hombre.